Ha pasado casi un año desde que Ella Rodríguez de dieciocho
años tuvo un accidente automovilístico que la dejó lisiada, con cicatrices y
sin una madre. Después de una recuperación difícil, ha sido desarraigada en
todo el país y obligada a la custodia de un padre que la abandonó cuando era
una niña pequeña. Si Ella quiere escapar de la casa de su padre y su nueva y
horrible familia, debe de convencer a sus médicos de que ella es capaz, tanto
físicamente como emocionalmente, de vivir por su cuenta. El problema es que aún
no está lista. La única manera que se le ocurre para comenzar a sanar es
re-conectarse con la única persona que le queda en el mundo que alguna vez
significó algo para ella—su mejor amigo anónimo de Internet, Cinder.
La sensación de Hollywood, Brian Oliver, tiene una
reputación de dar problemas. Hay gran expectación en torno a su desempeño en su
próxima película The Druid Prince, pero su equipo de administración dice que no
va hacer la transición de ídolo adolescente a un actor serio de la lista A a
menos que pueda demostrar que ha dejado sus días de fiesta atrás y convertirse
en un adulto maduro. Con el fin de sofocar las llamas de su reputación de chico
malo, su equipo administrativo crea un compromiso falso para él con su
co-estrella Kaylee. Brian no está encantado con el acuerdo—o su falsa
prometida—pero decide aceptar si eso significa que obtendrá una nominación al
Oscar. Luego un correo electrónico sorpresa de una viejo amigo de Internet
cambia todo.
Opinión personal:
A decir verdad, cuando empecé a leer este libro no había
leído la sinopsis. Lo vi, me gustó el título, y pensé “Bueno, no me puede hacer
daño leerlo.” Y me alegro que haya pensado así, porque la verdad me gustó
mucho.
Ella y Cinder han sido amigos virtuales por más de dos años
cuando ella tiene un accidente automovilístico. Queda con unas cicatrices
bastante malas, y su vida ya no será la misma. Al estar hospitalizada por tanto
tiempo, pierda el contacto con Cinder.
La característica que los une durante todo el libro es una
saga de libros (sí, el sexy actor adolescente también lee. Tengo que decirlo,
sumó quichicientos puntos en mi tablero), El
Príncipe Druida, su tema de conversación más recurrente y divertido. En
serio. Estos chicos no se ponían de acuerdo en nada.
De verdad espero que tiendan cuán sorprendida estaba yo,
tranquilamente pensando que estaba frente a un libro ligero y divertido, cuando
de repente ¡BOOM! Cosas de verdad pasan.
No es que deje de ser un divertido y ligero (pude leer 250 páginas en un día, casi de corrido), pero entienden de qué hablo.
Volviendo al tema, a Ella la mandan a vivir con su padre que
las abandonó a ella y a su madre hace años por su flamante nueva esposa,
Jennifer, y sus dos hijas mellizas, Anastacia y Juliette. Ella tiene,
obviamente, unos enormes problemas adaptándose a su nueva “familia”, y esta
situación empeora. Además de sentirse fea, diferente y ansiosa en todo
momento, sus compañeros de colegio son increíblemente crueles con ella, sus
hermanastras son una pesadilla y su nueva madre apenas entiende que ella sigue
siendo un ser humano. Casi pareciera que los implantes de seno se le fueron a
la cabeza.
En todo esto, Cinder
(Brian) se va haciendo más y más famoso y exitoso, pero la falta de su mejor
amiga lo vuelve frío, superficial y casi muerto por dentro.
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Hasta que un buen día Ella se anima y le manda un correo,
como esos que intercambiaban antes del incidente.
Los dos tienen varias idas y vueltas, como todo el libro.
Había momentos en donde no podía parar de reír (el ego de Cinder/Brian y las
respuestas ingeniosas de Ella eran mortales), otros en donde quería ahorcar a
todo el mundo (¿POR QUÉ NO SON MÁS COMPRENSIVOS, CERDOS SIN CORAZÓN?) y otros
en donde las emociones eran simplemente demasiadas y tenía que tomarme un descanso para no morir.
El personaje de Ella me pareció muy razonable. En ningún
momento fue una víctima total, ni una debilucha, se enfrentó a todo, en un
mundo en el que prácticamente nadie le entendía, y aunque tuvo mucho miedo, lo
sobrellevó. Yo creo que es bastante admirable. No es que no haya cometido
errores, pero al menos estaban bastante justificados (es decir, yo hubiera hecho
lo mismo)
Brian es, probablemente, el chico perfecto. Sí, es un
bastardo arrogante, pero con Ellara deja salir su verdadero Yo y muchas veces
queda vulnerable ante ella. Claro que lo obligan a comprometerse con su repugnante
aunque sexy, odiosa y superficial co-estrella para hacer más publicidad y
ganarse a la prensa. Kaylee es, desde el principio, el personaje más odiado del
libro, creo yo que hasta supera a Anastasia.
A decir verdad, lo único que no me terminó de convencer del
libro fue su familia. Al principio eran demasiado malos, insensibles, menospreciaban el trauma por el que Ella había
pasado demasiado. Por otro lado, a su psicóloga no se le ocurrió tener, no sé,
una charla con su padre sobre el hecho de que su hija había pasado por una experiencia totalmente traumática, tanto física
como emocionalmente, y lo menos que necesita es que el tipo SE RÍA mientras su
hija tiene un legítimo ATAQUE DE PÁNICO. Tan solo me pareció un poco
demasiado.
Manteniéndonos en lo bueno, Kelly
Oram representa perfectamente lo que muchas adolescentes sienten (no hace falta
tener el 70% del cuerpo quemado para esto): sentirse fea, fuera de lugar o
menospreciada. Por supuesto que esto es llevado a otro nivel en Cinder & Ella.
En conclusión, yo diría que es un
libro lleno de sentimientos, pero nos deja con una sensación de ligereza que
conlleva la resolución de los conflictos, de una manera u otra. Nos hace reír y
querer tirar todo contra la pared, sacudir a los personajes, abrazarlos y
dispensar alguna que otra cachetada, pero todo en orden.
Si tuviera estrellas para darle,
cosa que no tengo porque no tengo ganas de buscar imágenes, le daría 4 J
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